domingo, 4 de junio de 2017

Renacimiento -Poema de Virginia Gawel-




Hoy volveré a nacer: pido permiso.
 Permiso útero, permiso cordón prieto.
 Permiso agua, placenta, oscuridades.
 No podrá retenerme la tibieza
 plácida y calma del vientre cobijante.
 No podrán disuadirme las presiones
 de este túnel de carne que hoy me puja.

Con decisión inequívoca y sagrada
 determino nacer: me doy permiso.
 Y aquí estoy, desnuda de corazas,
 dispuesta a recibir besos y abrazos
 (no la palmada que provoque el grito:
 ya no permitiré que me golpeen.)

Parteros de quien vengo renaciendo,
 miren quién soy: soy digna. Los recibo.
 Miren quién soy: adultamente niña.
 Miren quién soy: vengo a ofrecer mi entrega.
 Miren quién soy: apenas si respiro,
 pero, de pie, me yergo y me estremezco,
 dándome a luz en mi realumbramiento.

Tengo coraje para empezar de nuevo:
 fortalecida en mis fragilidades
 lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto.
 Lloro disculpas a quienes no me amaron,
 por el maltrato, el frío, el abandono:
 lloro la herida de todo lo llorable.
 Y lloro de ternura y de alegría
 por tanto recibido y encontrado:
 lloro las gracias por el amor nutricio,
 por la bondad de los que me ampararon.

Lloro de luz, y lloro de belleza
 por poder llorar: lloro gozosa.
 Bienvenida es vuestra bienvenida.

Sin más queja, dolida y reparada
 por la caricia de este útero abrazante,
 aquí estoy: recíbanme. Soy digna.
 Me perdono y perdono a quien me hiriera.
 Vengo a darles y a darme íntimamente
 una nueva ocasión de parimiento
 a la vida que siempre mereciera.
 Me la ofrezco y la tomo. Me redimo.
 Con permiso o sin él, YO me lo otorgo:
 me doy permiso para sentirme digna,
 sin más autoridad que mi Conciencia.Con decisión inequívoca y sagrada
determino nacer: me doy permiso.
Y aquí estoy, desnudo de corazas,
dispuesto a recibir besos y abrazos
(no la palmada que provoque el grito:
ya no permitiré que me golpeen.)
Parteros de quien vengo renaciendo,
miren quién soy: soy digno. Los recibo.
Miren quién soy: adultamente niño.
Miren quién soy: vengo a ofrecer mi entrega.
Miren quién soy: apenas si respiro,
pero, de pie, me yergo y me estremezco,
dándome a luz en mi realumbramiento.
Tengo coraje para empezar de nuevo:
fortalecido en mis fragilidades
lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto.
Lloro disculpas a quienes no me amaron,
por el maltrato, el frío, el abandono:
lloro la herida de todo lo llorable.
Y lloro de ternura y de alegría
por tanto recibido y encontrado:
lloro las gracias por el amor nutricio,
por la bondad de los que me ampararon.
Lloro de luz, y lloro de belleza
por poder llorar: lloro gozoso.
Bienvenida es vuestra bienvenida.
Sin más queja, dolido y reparado
por la caricia de este útero abrazante,
aquí estoy: recíbanme. Soy digno.
Me perdono y perdono a quien me hiriera.
Vengo a darles y a darme íntimamente
una nueva ocasión de parimiento
a la vida que siempre mereciera.
Me la ofrezco y la tomo. Me redimo.
Con permiso o sin él, YO me lo otorgo:
me doy permiso para sentirme digno,
sin más autoridad que mi Conciencia.
Poema de Virginia Gawel/virginiagawel.blogspot.com.ar
Con decisión inequívoca y sagrada
determino nacer: me doy permiso.
Y aquí estoy, desnudo de corazas,
dispuesto a recibir besos y abrazos
(no la palmada que provoque el grito:
ya no permitiré que me golpeen.)
Parteros de quien vengo renaciendo,
miren quién soy: soy digno. Los recibo.
Miren quién soy: adultamente niño.
Miren quién soy: vengo a ofrecer mi entrega.
Miren quién soy: apenas si respiro,
pero, de pie, me yergo y me estremezco,
dándome a luz en mi realumbramiento.
Tengo coraje para empezar de nuevo:
fortalecido en mis fragilidades
lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto.
Lloro disculpas a quienes no me amaron,
por el maltrato, el frío, el abandono:
lloro la herida de todo lo llorable.
Y lloro de ternura y de alegría
por tanto recibido y encontrado:
lloro las gracias por el amor nutricio,
por la bondad de los que me ampararon.
Lloro de luz, y lloro de belleza
por poder llorar: lloro gozoso.
Bienvenida es vuestra bienvenida.
Sin más queja, dolido y reparado
por la caricia de este útero abrazante,
aquí estoy: recíbanme. Soy digno.
Me perdono y perdono a quien me hiriera.
Vengo a darles y a darme íntimamente
una nueva ocasión de parimiento
a la vida que siempre mereciera.
Me la ofrezco y la tomo. Me redimo.
Con permiso o sin él, YO me lo otorgo:
me doy permiso para sentirme digno,
sin más autoridad que mi Conciencia.
Poema de Virginia Gawel/virginiagawel.blogspot.com.ar
Con decisión inequívoca y sagrada
determino nacer: me doy permiso.
Y aquí estoy, desnudo de corazas,
dispuesto a recibir besos y abrazos
(no la palmada que provoque el grito:
ya no permitiré que me golpeen.)
Parteros de quien vengo renaciendo,
miren quién soy: soy digno. Los recibo.
Miren quién soy: adultamente niño.
Miren quién soy: vengo a ofrecer mi entrega.
Miren quién soy: apenas si respiro,
pero, de pie, me yergo y me estremezco,
dándome a luz en mi realumbramiento.
Tengo coraje para empezar de nuevo:
fortalecido en mis fragilidades
lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto.
Lloro disculpas a quienes no me amaron,
por el maltrato, el frío, el abandono:
lloro la herida de todo lo llorable.
Y lloro de ternura y de alegría
por tanto recibido y encontrado:
lloro las gracias por el amor nutricio,
por la bondad de los que me ampararon.
Lloro de luz, y lloro de belleza
por poder llorar: lloro gozoso.
Bienvenida es vuestra bienvenida.
Sin más queja, dolido y reparado
por la caricia de este útero abrazante,
aquí estoy: recíbanme. Soy digno.
Me perdono y perdono a quien me hiriera.
Vengo a darles y a darme íntimamente
una nueva ocasión de parimiento
a la vida que siempre mereciera.
Me la ofrezco y la tomo. Me redimo.
Con permiso o sin él, YO me lo otorgo:
me doy permiso para sentirme digno,
sin más autoridad que mi Conciencia.
Poema de Virginia Gawel/virginiagawel.blogspot.c

No podrá retenerme la tibieza
plácida y calma del vientre cobijante.
No podrán disuadirme las presiones
de este túnel de carne que hoy me puja.
Con decisión inequívoca y sagrada
determino nacer: me doy permiso.
Y aquí estoy, desnudo de corazas,
dispuesto a recibir besos y abrazos
(no la palmada que provoque el grito:
ya no permitiré que me golpeen.)
Parteros de quien vengo renaciendo,
miren quién soy: soy digno. Los recibo.
Miren quién soy: adultamente niño.
Miren quién soy: vengo a ofrecer mi entrega.
Miren quién soy: apenas si respiro,
pero, de pie, me yergo y me estremezco,
dándome a luz en mi realumbramiento.
Tengo coraje para empezar de nuevo:
fortalecido en mis fragilidades
lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto.
Lloro disculpas a quienes no me amaron,
por el maltrato, el frío, el abandono:
lloro la herida de todo lo llorable.
Y lloro de ternura y de alegría
por tanto recibido y encontrado:
lloro las gracias por el amor nutricio,
por la bondad de los que me ampararon.
Lloro de luz, y lloro de belleza
por poder llorar: lloro gozoso.
Bienvenida es vuestra bienvenida.
Sin más queja, dolido y reparado
por la caricia de este útero abrazante,
aquí estoy: recíbanme. Soy digno.
Me perdono y perdono a quien me hiriera.
Vengo a darles y a darme íntimamente
una nueva ocasión de parimiento
a la vida que siempre mereciera.
Me la ofrezco y la tomo. Me redimo.
Con permiso o sin él, YO me lo otorgo:
me doy permiso para sentirme digno,
sin más autoridad que mi Conciencia.
Poema de Virginia Gawel/virginiagawel.blogspot.c



Poema de Virginia Gawel
Poema de Virginia Gawel/virginiagawel.blogspot.com.ar

sábado, 22 de abril de 2017

Si sólo ves las cosas como Son -Jorge Oyhanarte-

 
 
 
 

 
Si sólo ves las cosas “como son”,
las seguirás mirando siempre así,
porque en lo que se enfoca tu atención,
¡eso se perpetua para ti!.
Si en cambio las observas en tu mente
tal como pueden ellas “llegar a ser”,
con tus vislumbres les crearás un puente
que hacia ese fin las hará propender.
Y lo estarás copiando al escultor
que al contemplar una piedra fortuita,
ya percibe completa en su interior
la estatua tan preciosa que dormita.
Contempla tú también el potencial
de aquello que aún no llega a florecer,
que el que pone la vista en lo ideal,
¡tarde o temprano lo hace aparecer!.
A la persona hostil, hállala amable,
mírala en sus virtudes escondidas,
y ante tu trato dulce y amigable,
¡empezará a mostrarlas en su vida!
Atisba en el quejoso, al satisfecho,
anticipa un saber en la ignorancia,
lo por hacer, contémplalo ya hecho,
y en la escasez, vislumbra la abundancia.
Observa en la semilla al árbol pleno,
en la cartilla en blanco al libro escrito,
en el corazón duro al hombre bueno,
y en el sitio en que estés…, a lo Infinito…
Jorge Oyhanarte

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...